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martes, 16 de agosto de 2016

Restos del naufragio (notas 2016)

Después de una combativa contienda con diferentes pendencieros donde me defiendo arrojándoles diferentes oleos y tinta del bolígrafo, me escondo en una caja del tamaño de un ataúd. Tiene una sola puerta que golpean sin cesar. Haciendo un enorme sacrificio agarro con fuerza la puerta para que continúe sellada. Pensando en quién se rendirá antes, ellos o mis manos.
….
Vuelvo de comprar quínoa y cebollas del mercadona. Al pasar por el centro de salud noto que me dan un estirón del bolso. Al girarme para impedir el robo, veo que es un cura muy menudo. Me cuenta que ahora duerme en la segunda planta del centro porque se ha dado cuenta que por la noche todas las camas están libres. Le pregunto que qué desea, la quínoa o dinero. Le doy tres euros con cincuenta y un buen puñado de pistachos. El cura se larga alegremente. Un poco antes de que desaparezca, le grito: ¡Por los clavos de cristo, tenga! Cuando se gira, le doy un kleenex y un mondadientes.

Canet

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